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lunes, 4 de enero de 2010

Más bases mínimas

No sé... me embola escribir este tipo de cosas: me siento una especie de pedante que habla de lo que no sabe solamente para escucharse y ver si lo que piensa es consistente. Pero no he podido dejar de hacerlo, por un lado, y por otro son el contenido que considero mas importante de los relatos y experiencias que constituyen esta etapa del blog, así que no puedo dejar de ponerlo para dar sustento intelectual a lo que quiero contar. Una especie de machete teórico que supla la falta de talento narrativo, así como de interés por desarrollarlo.

Vale aclarar que todo lo que digo corre por mi cuenta, y que ninguna de estas afirmaciones está avalada por nadie: no por Alicia, no por Gurdjieff ni por Jung, mucho menos por el Mago.

Acaso tal vez por mi Sombra.

Muaca muaca.



Tomamos las siguientes premisas:

1- Toda persona tiene una mente que es conciente de sí misma desde la que experimenta su vida.

2- La mente conciente de sí misma es una parte del total del aparato psíquico, y es una parte minoritaria: el resto del aparato psíquico, que también constituye y se interrelaciona con los contenidos de la mente conciente es mucho mayor, y permanece regularmente fuera de la visión de la mente conciente. Permanece, justamente, en la inconciencia.


3- Todo esto tiene raíz profunda y comprometida en la vida física: el sistema nervioso y endocrino son el punto bisagra fundamental, pero hay otros niveles, como las somatizaciones musculares y posturales que, desde lo emocional y actitudinal simbolizan, expresan y realimentan la vida psíquica, conciente e inconciente. Vida psíquica y física no son lo mismo, pero vienen juntas y estrechamente vinculadas.


4- Hay estructuras innatas, inmanentes al ser humano de las que todos nacemos dotados, que constituyen parte de los contenidos de la mente, conciente e inconciente.


5- Estas estructuras cumplen la función de “órganos” psíquicos, dando sustento a la vida psíquica en todas sus manifestaciones: el pensamiento racional, afectivo, analógico, creativo, etc., etc., así como a actos mas sencillos y básicos, como el de percibir e interpretar.


6- La mayor parte de ellas pertenecen a la mente inconciente. La mayor parte de la vida psíquica y sus ramificaciones: creatividad, percepción, emocionalidad, intelecto, ocurre en la parte inconciente de la mente.


7- Algunos de estos “órganos psíquicos” son reconocibles y al menos parcialmente descriptibles.


8- Hay elementos de tradiciones esotéricas, occidentales y orientales, y del sistema de análisis junguiano, que se pueden tomar como descripciones parciales pero útiles, aplicables en la práctica, de estos órganos psíquicos.


9- Las aplicaciones prácticas de estos elementos y sus contenidos van desde la manipulación hipnótica de habilidades hasta el autodesarrollo psicológico, psíquico y espiritual, entendiendo “autodesarrollo” como el cultivo y maduración de un creciente contacto entre la realidad subjetiva y la objetiva. Obviamente, postulamos que hay una realidad objetiva y que es deseable la mayor toma posible de contacto con ella.




Todo lo que se narra en este espacio toma como eje y único objetivo legítimo la búsqueda de esta toma de contacto y acercamiento de la subjetividad a la realidad objetiva.
Dado que la mayor parte de la vida psíquica se desarrolla en el inconciente, asumimos también que

10- en el inconciente residen habilidades y poderes efectivos que la mente conciente no maneja.


Es tema de discusión dónde acaban estas habilidades y si tienen o no injerencia en la realidad objetiva, más allá de la conducta de la persona.
Pero con asumir que


11- las aplicaciones prácticas de los elementos de esoterismo y junguianos pueden desarrollar un trabajo psicológico eficaz que puede introducir cambios en la conducta de la persona


ya tenemos mas que suficiente a los propósitos de este blog.



Vistas las generalidades, vamos a presentar algunos de los elementos que mas frecuentemente se van a encontrar en la lectura de este espacio.
Son figuras que aparecen tanto en el tratamiento de Alicia Valero, como en otras fuentes, a veces en ambas, a veces en una sola.



El niño interno: representa al menos dos cosas simultáneas.
En análisis transaccional hay un concepto base que indica que las diferentes edades y etapas de la vida no se pierden al sucederse, sino que se acumulan como las capas de una cebolla.
Esto implica que en algún espacio psíquico, uno sigue siendo todo aquello que fue: un niño, un adolescente, un joven, y así.
Un hombre de sesenta años sigue pensando y sintiendo, en algún lugar de su ser, como un niño o adolescente, y mas precisamente aún, como el niño o adolescente que fue.
Mejor dicho: como el niño y el adolescente que fue, e incluso como las diferentes facetas importantes del niño que fue y de todo niño genérico (niño sumiso y niño rebelde son las categorías mas usadas en transaccional).

Estas diferentes facciones y mentalidades siguen vigentes toda la vida, cada una con sus perspectivas de la vida y sus propios objetivos.
Una persona sana, en términos de análisis transaccional, es aquella que consigue, justamente, una transacción adecuada entre las partes.
En transaccional se postula que esto se logra gracias a la mediación de la figura más adulta, que busca aceptar, integrar y satisfacer a todas las demás, pidiendo, por ejemplo, al niño rebelde que se modere, al niño sumiso que se exprese, etc.

Una de las acepciones del niño interno, entonces, es exactamente esa: una etapa histórica del individuo que permanece vigente.
Desde ese espacio mental, el individuo vive todo exactamente como un niño: las necesidades y deseos se viven sin filtro.

La otra acepción es que el niño interno es la primera línea de cada hexagrama del I Ching, que representa la naturaleza más íntima del asunto en cuestión, en este caso la persona*.
Asumimos que cada persona tiene, merced de una combinación de factores genéticos, históricos, psicológicos, culturales, etc., un perfil propio y único.
El niño interno es la expresión simbólica de ese perfil.
Es la naturaleza más íntima y el perfil único del individuo.



La sombra: esta es la única figura que reconozco como enteramente junguiana en el trabajo de Ali, pero mis lecturas junguianas son pocas.
La sombra representa todo aquello de uno mismo que uno no quiere saber que es.
Entra en esto tanto lo que rechazamos por nuestro perfil individual, como aquello que nos es culturalmente señalado como tabú.
Todo tabú tiene aparentemente relación con alguna necesidad fisiológica que se resuelve, como todas, mediante lo social: esto incluye desde la deposición hasta el sexo. Pero algunas cosas, diferentes según cada cultura e incluso según cada familia, entran dentro del campo de lo socialmente presentable o quedan fuera de el, debiendo ser realizadas fuera de la vista pública, y muchas veces con el mismo sujeto desviando la mirada.

Los ejemplos de sexo y deposiciones son los más claros, pero la sombra personal puede contener muchísimos y extremadamente variados elementos, desde miedo a la violencia propia y ajena hasta deseos frívolos, incestuosos, y un largo etcétera.
Dado que son partes propias del individuo, por más que éste no quiera saber ni que existen, no puede librarse de ellas.
El conflicto se resuelve con el mismo concepto de tabú: no hace falta erradicar el elemento tabú. Alcanza con mantenerlo fuera de la vista.
Si no se niega su existencia, sino que se la reconoce con amabilidad y se acepta que permanezca cerca pero fuera del ámbito de la conciencia, este espacio se integra alegremente a la vida cotidiana del individuo.
Dado que sus contenidos suelen tener base biológica, la buena relación con esta parte del ser libera mucha presión y energía, y otorga mucha fuerza a la persona.



El Guía o Yo Interior: es un caso delicado.
Esta figura reside normalmente por entero en el inconciente. La bibliografía sobre figuras similares parece ser abundante.

Castaneda nombra la figura del “testigo”: una parte de uno que permanentemente sabe exactamente lo que uno está haciendo y dónde está uno parado, aún cuando uno mismo no pueda verlo o no lo quiera admitir.
Stephen Mace y Crowley parecen considerar la figura del “santo ángel guardián” como aquella que tiene toda la información objetiva sobre todo lo que concierne al individuo y su circunstancia.
Lo identifico con una interpretación de la carta de El Mago, en tarot.
Parece ser la quinta línea de I Ching, el “gran hombre”.
También se lo asocia, según quien, a la actividad del séptimo chakra.
Esto se relaciona con el I Ching en que en ambos casos se adjudica al Yo Interior comunicación con una fuente de sentido objetiva y exterior a la persona.
Las especulaciones sobre qué es esta fuente de sentido objetiva y exterior apuntan a cosas tan dispares como el campo morfogenético, el inconciente colectivo, Dios, la sexta línea del I Ching y la simple realidad objetiva, interpretada por la misma figura del YS.
Dentro del sistema de Alicia, el Yo Interior es, además, la versión evolucionada del Niño Interno.

Más allá de la cantidad de habilidades y conocimientos que se le atribuyen, posee también todas las características del yo externo: la impaciencia o morosidad que lo caractericen a uno, sus virtudes y defectos.
Parece ser, pero no corroboré esto con lecturas propias, que Gurdjieff indica que el Yo interior se construye y evoluciona a sí mismo a través del diálogo con el yo ordinario y la realidad cotidiana.

Dentro del sistema de Alicia, el objetivo primordial es establecer la comunicación más límpida posible con esta figura porque, sea que tiene el machete que le pasa dios, o que simplemente se ubica en una especie de mirador o atalaya metafísico (recordemos que se lo llama también "yo superior" o higher self) , posee información importante e imprescindible para la vida cotidiana.

La comunicación con esta figura se logra por el silencio interno, al que se llega paulatinamente a través de la limpieza del ruido que ejercen los traumas y vicios mentales por un lado, y del ejercicio práctico de intentarlo, por otro.

El hecho de que el Yo Interior, en la concepción de Alicia no tenga acceso a la figura, de “la computadora”, implica lo que aparentemente dice Gurdjieff: el Yo Interior necesita, para tener una influencia armoniosa en la vida de la persona, tener contacto relativamente fluído con la mente conciente o yo externo.

El establecimiento de una adecuada relación entre estas tres figuras y otras que aún permanecen menos claras para mí, constituye la renovación de los personajes de la galería y la reprogramación de la computadora, previamente reseñadas.

Aparentemente, logrado cierto silencio y limpieza interiores, e incluso desde antes y como parte del proceso de limpieza, el Yo Interior provee los contenidos ideales para la reprogramación, que acceden entonces a la computadora con el concurso y permiso de la mente conciente.

El sentido de todo esto, repetimos nuevamente, es alinear a la persona con lo central de su personalidad y proveerla de un equilibrio psíquico que le brinde autonomía en la satisfacción de sus necesidades, o la capacidad de desarrollarla.




Además de estas tres figuras, en mi propia experiencia aparecen y son relevantes también las figuras materna y paterna y todo tipo de simbolismos fálicos y vaginales. He presenciado además repetidas apariciones de diversas cartas de tarot.
En la práctica de sofrología, esto puede explicarse sin necesidad de recurrir a la idea de que tengan existencia objetiva en el inconsciente colectivo, aunque sea la que yo abono, sino que puede simplemente ser parte de mi bagage personal adquirido.
La práctica del mazo viviente (todos los artículos al respecto, acá), sin embargo, parece indicar que si tienen existencia propia, aunque es prematuro afirmarlo.
También es regular durante las sesiones de sofrología la manifestación visual de símbolos de rei ki, y de contenidos aparentemente vinculados a la función específica de cada símbolo, aunque eso también está en observación.
De llegar alguna vez a corroborarlo, esto indicaría que los símbolos de rei ki también tienen existencia propia, objetiva e independiente, y que son parte del repertorio de estructuras innatas y órganos psíquicos propuesto más arriba.

Es permanente también la aparición de símbolos mucho mas heterodoxos y de significación más puntual y misteriosa o poco evidente. Iremos ejemplificando con el correr de las transcripciones de sesiones y eventos relacionados.


Una última premisa, que NO asumimos en este espacio, pero que es tema permanente de discusión en el ambiente así que merece exponerse, es la de que estas estructuras psíquicas inmanentes tienen no solo existencia objetiva, sino también injerencia y poder objetivo sobre la realidad externa al individuo, a la manera que plantea el hexagrama 31, el Influjo: “relaciones efectivas y objetivas con la realidad”, que pueden afectarla de manera sutil.

No me atrevería a postular eso, ni me parece necesario: alcanza con aceptar la existencia de las figuras nombradas (el niño interno, la sombra, la computadora, la galería de personajes y el yo interior) y la corrección de sus atribuciones más modestas para dar por sentada su importancia y capacidad efectiva de contribuir a la vida cotidiana de manera mucho mas efectiva y contundente que una u otra fantasía acerca de “las fuerzas sutiles”.


*en una charla con Alicia posterior a la publicación de este post, ella desestimó totalmente esta idea. Yo la voy a mantener hasta que encuentre una mejor con la que reemplazarla, o termine de entender su planteo de que la primer línea son "los ancestros, lo genético, las tribus de los antepasados". Sabe dios de qué habla, la puta que la parió.

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