De qué se trata esto?

martes, 22 de diciembre de 2009

Experiencia cercana a Live Li.


Para descargar el pdf y leerte esto cómodamente en el baño, el bondi o la cama, hacé click acá.



Una de las modificaciones que trajo el tiempo al método de Ali fue la inclusión regular de símbolos de rei ki.


Al muy poco tiempo de empezar, Ali me pasó un par de ellos para usar en mi práctica de tarot o cuando quisiera. El primero fue el “Live Li”, que tomé como una especie de sello de protección contra lo que fuera que sean las “energías negativas”. Entendí que producía una especie de rechazo magnético sobre esta categoría vaga de cosas que podemos llamar “mala onda”.

Más tarde, me enteraría de que en realidad su función no es “rechazar” malas ondas, sino “devorar energías negativas”.


Remarco: las devora.


Me acostumbré a usarlo, un poco por supersticioso y un poco más por su sencillez: uno dibuja con un dedo en el aire o en una superficie un símbolo muy rudimentario, consistente en un triángulo, apoyado sobre un arco, y dentro del arco una punta de flecha hacia arriba.

Si un cartel en la ruta pudiera avisar “a 100 metros, medusas de mar gigantes”, probablemente usara este signo para representarlas.

Creo que en caso de visualizarlo, el manual indica que debe ser de color rojo.

Se aposta en cualquier lugar que uno quiera “proteger”.

Casi dos años después de que me pasara este símbolo, llega la modificación antedicha, y Alicia empieza a usar los signos regularmente en las sesiones.

El modo de aplicación es a través de una especie de “mazo de símbolos de rei ki “ que le confeccionó de motu propio otra paciente, dibujando cada símbolo por separado sobre un cartón de unos 10 x 20 centímetros.

Deja este mazo cerca y, apenas completa la relajación guiada, antes de empezar las visualizaciones, toma alguna de las “cartas” al azar, y dibuja este símbolo sobre el paciente.

Habitualmente, las visualizaciones guardan mucha consistencia con la razón de ser de cada símbolo.

Claro, esto lo sabe uno cuando sale de la relajación, abre los ojos y ve cuál símbolo se le aplicó. Se hace así por varios motivos, y uno muy expreso es evitar la contaminación de ideas que puede ocurrir cuando la persona conoce el símbolo que se le aplica.


En cierta época, había yo retomado la práctica de artes marciales. Como tenía ganas de “bajar a tierra” y salir de lo teórico de algunas como el kung fu, capoeira, etc., empecé con una disciplina mixta que incluye formas de contacto (impacto) pleno, junto con proyecciones, llaves, y lucha grecorromana o jiu jitsu.

En estas me fue muy útil el background de mi tempranísima (y brevísima) práctica de Ju Do, donde aprendí la importancia de mantener el cuerpo pegado al del contrincante para paralizarlo, aplastando con el propio pecho las iniciativas de movimiento del otro.

Todo lo que practiqué hasta ahora de jiu jitsu incluye mucho de esta cercanía, como si uno quisiera “planchar” al otro con el propio cuerpo.

Para esa misma época, ya habia tenido una gran cantidad de experiencias con Alicia, incluyendo al menos una (que recuerde ahora) muerte, mía, visualizada y un par de vivencias de “sacarme cosas de adentro” de extraordinaria crudeza visual y emocional.

Pese a lo doloroso de estas experiencias (visualizaciones), se mostraron siempre necesarias en el momento, y provechosas al corto plazo. Así que, mal que mal, mis propias reticencias a “cortar por lo sano” iban desapareciendo con la práctica.

En esta sesión en particular, todavía había grandes resistencias de ciertos aspectos míos que preocupaban a Ali, que por algún motivo los llamaba mi “fijación con lo siniestro”.

Lo de “por algún motivo” es un chiste. Sé bastante bien lo que había en mi mente y corazón por esa época, y era siniestro.

Parte de eso será motivo de otro artículo.

Lo que importa ahora es que el devenir de esta sesión estuvo lleno de vaivenes, retorcimientos y sensaciones permanentes de estar evitando algo, hasta que de repente la imagen se transformó absolutamente, y me encontré mirando de frente el fondo de un charco poco profundo.

El lecho era marrón, el agua transparente, y hacia mi cercanía había una especie de barrera de negrura.

Al rato de presenciar esa imagen (la percepción del tiempo es a veces diferente durante una visualización) me doy cuenta de tres cosas: uno, no era un charco, sino alguna especie de agua más profunda.

Dos: yo era ese paisaje: el agua, el lecho y la barrera de negrura, todo era yo.

Tres: no estaba solo. Había alguien más en el fondo del lecho.




Nos estuvimos mirando un rato frente a frente, él desde el fondo del lecho y yo desde afuera.

No tenía casi nada de humano, excepto un algo en la mirada. Sus ojos eran dos manchas negras como gotas de tinta en una protuberancia en el lomo, que perfectamente podría haber tenido un cerebro rudimentario, quizás algo más que reptiloide. Brillaba en esa mirada una inteligencia no humana pero con propósito, con intención definida y tenaz.


No pude dilucidar cuál, y eso me producía cierta ansiedad.


Era una especie de manta raya de color perla lechoso, con dos aletas tubulares como tentáculos o bigotes y una cola partida.

Me miraba con esa percepción a la vez nítida y limitada que le adivinaba, y tanteaba la barrera de oscuridad que, de alguna manera, separaba ese lecho de arroyo que era yo, de otra parte de mí, que permanecía fuera de mi vista.

Sentí rechazo y antipatía por todo: por esa figura babosa que me tanteaba, por mi propia oscuridad, por el intento de este bicho inhumano de entrar y por el mío propio de mantenerlo fuera de no entendía bien qué espacio mío.

Se lo comento a Ali y ejecuto algo así como un parpadeo mental, que el bicho aprovechó plenamente: cuando vuelvo a fijar la atención en él, se había de alguna manera colado a través de la barrera de oscuridad y estaba exactamente en frente mío.

Se me arrojó encima de la misma forma en que yo había reaprendido a arrojarme sobre mis contrarios: sin darme ninguna oportunidad de nada y envolviéndome con su cuerpo, eliminando toda distancia y dominando la situación antes de que pudiera yo reaccionar de ninguna forma.


Literalmente, me puso una plancha de jiu jitsu.


Tras lo cual, comenzó a fundirse conmigo: atravesó mi piel rápidamente y empezó un proceso, mucho más lento, de filtrarse a través de mis huesos, especialmente mi cráneo, esternón y costillas.

Con el conocimiento de la práctica, supe simultáneamente que no tenía manera de defenderme, y que estaba bien que no la tuviera.

Una parte mía, desde el fondo de mis huesos, gritaba, sabiendo que iba a morir. Y otra parte mía suspiraba resignada, sabiendo que si algo de mí moría en este lugar, en esta circunstancia, es porque así debía ser. Mayores porciones mías habían muerto ya, en el ejercicio terrible de transformación que es la terapia para los muy necesitados.


Los ojos del pez todavía me miraban decididos, inexpresivos, a la cara, mientras seguía hundiéndose en mi pecho y matando algo de mí.


Agotado, salí del trance de visualización y Ali se manifestó muy contenta con el trabajo de ese día.

Tras más de dos años de lucha me dijo con claridad que, por primera vez, ya no estaba preocupada por mi fijación con lo siniestro: este día habíamos hecho lo decisivo para que no volviera a ser un problema nunca más. Me mostró el símbolo que me había aplicado al comienzo de la sesión.


Estaba, clarísima, la cabeza triangular de una manta raya, las aletas, la cola partida.


Desde entonces, la naturaleza de mis visualizaciones dió un vuelco radical, del que ya hablaré.

Y ahora, cada vez que planto el live li, en vez de sentirme colgando un cartelito, siento que invoco un temible, muy temible perro guardián, y lo imagino serpenteando por las superficies protegidas, manteniendo limpio el lugar, cazando, predando.


Devorando.






















jueves, 10 de diciembre de 2009

Bases mínimas

En este texto se presentan unos cuantos hechos y otras cuantas ideas que sirven de base para lo que sigue en el futuro. Es bastante extenso, si...


Parte fundamental de mi camino por lo irracional, intuitivo, arquetípico, emocional, existencial, en la búsqueda de orden que comencé como terapia, es la compañía perseverante de Alicia Valero, mi terapeuta desde diciembre de 2006.
Su método de trabajo es una variante de sofrología con base taoista y orientación junguiana que poco a poco empecé a desentrañar, llevado por mi tendencia a desarmar todos los relojes.
Complicó mi afán explorador el que Ali esté en permanente evolución por lo que en buena medida la terapia que estoy haciendo ahora no tiene exactamente los mismos métodos ni objetivos que la terapia que hacíamos al comienzo.

No me quejo: es cada vez más fascinante, anche desconcertante.

Desde el comienzo, una sesión regular se desarrollaba de la siguiente manera: un poco de charla sobre la semana, la vida, las sensaciones, etc.
Hubo un tiempo en que estas charlas fueron disminuyendo y reaparecieron al consolidarse la amistad entre ella y yo: en términos generales, Alicia siempre pareció considerar estas charlas más un placer personal que una necesidad del trabajo.

Inmediatamente pasábamos a una relajación guiada (“tus pies pesan, todo tu cuerpo pesa”, etc., etc.), y alguna visualización de transición: una escalera o un tobogán son las más comunes.

Hace muchos años, en base a experiencias espontáneas y orientado a los intereses del momento, escribí un artículo titulado “masaje y psicodelia”, donde describía un eje imaginario que va desde el estado de vigilia total hasta el de sueño profundo, y tiene un correlato con el estado físico.
Básicamente indicaba que, a mayor relajación, mayor presencia de la actividad onírica, sin necesariamente suprimir la vigilia de la mente conciente.
Esto significa que, llegado cierto nivel de relajación, uno puede presenciar en su estado mental, una actividad muy similar a la que tiene cuando está soñando.

Grosso modo, uno puede presenciar, despierto, sus sueños. No es exactamente esto, pero la idea va por ahí.
El trabajo con Alicia empieza en ese estado de conciencia, en cada sesión.

Cuando uno está en este estado umbral entre la vigilia y el sueño, la actividad mental comparte las características de la actividad onírica, y pueden aflorar contenidos del subconciente, de la misma manera en que afloran en los sueños: simbólicamente.
Pero en estas condiciones, el contenido emergente no se olvida, y el simbolismo puede ser incorporado a la mente conciente, dando lugar a un proceso de re elaboración.

Habitualmente estos contenidos emergen a la conciencia en forma de metáforas visuales: uno “ve” imágenes, del mismo modo que “ve” los sueños con los ojos cerrados.
Estas “visiones”, comúnmente llamadas “visualizaciones” tienen una importante carga simbólica, por lo que pueden traer asociadas emociones e ideas.
A veces, la experiencia es muy intensa: tan intensa que, aunque uno no la confunda con la realidad, su contenido emocional lo arrastra de igual manera y uno llora la tristeza de la imagen, combate su violencia o disfruta su alegría.

Meses después, me iría enterando por mi cuenta de que el famoso “método de control mental Silva”, así como muchas prácticas de magia tradicional, occidental y oriental, tienen lugar en un estado de conciencia similar.
La diferencia importante radica en que, regularmente, el control mental o la magia buscan llegar a ese estado de conciencia umbral entre la vigilia y el inconciente para mandar de modo unilateral, “órdenes” al sub e inconciente, generando de este modo una “programación” que ponga los poderes del inconciente al servicio de la voluntad, o el capricho, del practicante o mago.

Esta práctica parte de dos premisas: uno, la de que el inconciente tiene mayores poderes que la mente conciente. Si estos poderes mayores son puramente perceptivos, o tienen también capacidad de afectar objetivamente los hechos, es tema de debate en el mismo ambiente, y no es necesario dilucidarlo ahora. Para continuar con el tema del artículo, daremos esta premisa por cierta.

La segunda premisa es que el inconciente está inactivo, a menos que le ordenemos algo.

Si esta premisa es errónea, como creo, este tipo de prácticas implican el grave peligro de atosigar al inconciente personal de tareas caprichosamente asignadas por lo que la persona considere importante en cada momento, sea conseguir dinero sin trabajar, sexo sin intimidad o la generación de una habilidad tal vez innecesaria.
Los ejemplos, lamentablemente, son muy corrientes: la gente tiende a usar este tipo de prácticas para tratar de saltarse pasos en la evolución natural de las cosas.
Estas tareas impuestas pueden entorpecer tareas más legítimas del sub e inconciente, complicando la vida del practicante.

En el sistema de Alicia, en cambio, en vez de enviar órdenes al subconciente uno se acerca al punto de umbral y se queda callado, permitiendo que se expresen los contenidos inconcientes. Por algún bug de diseño en el ser humano, los contenidos erróneos del sub e inconciente no pueden ser elaborados in situ, sino que necesitan pasar primero por la conciencia, comprenda ésta su simbolismo o no.
Una vez vistos, comienza el proceso de re elaboración, llevado a cabo mayormente por el inconciente.
Esta es una de sus tareas “legítimas”: promover una formulación de equilibrio en el sistema psíquico que sea óptima para la realización de las necesidades particulares de cada persona, en cada etapa de su vida.

Para terminar de sentar las bases del material que constituirá los próximos artículos explícitamente y con el menor espacio a ambigüedades, es necesario todavía presentar algunos conceptos más.

Desde la perspectiva junguiana, hasta donde alcanzo a entender, la mente se puede dividir grosso modo en:

-mente conciente (individual), donde reside la noción de ego que experimentamos y desde la que nos relacionamos con el mundo cotidianamente. Asumo que, por más que parezca ser la parte que controla la conducta, y mayormente lo sea, en general casi todos sus contenidos están pre determinados por el juego entre las demás partes.

-mente inconciente colectiva, donde residen las matrices que hacen posible el pensamiento, los símbolos primigenios para interpretar las vivencias que devengan, llamados en general “arquetipos”. Estos símbolos primarios son extremadamente complejos, variables, posiblemente indefinibles y universales: todos los seres humanos tenemos el mismo repertorio, pero el individuo no “usa” los arquetipos de modo “puro” en principio, sino que genera sus propias versiones de cada arquetipo en base a su experiencia vital. Asumimos la premisa de que sin estas matrices simbólicas, la interpretación del mundo y la experiencia no sería posible.
Dado que todos tenemos los mismos contenidos arquetipales, las diferencias entre el contenido psíquico de una y otra persona se encuentran entonces en la:

-mente inconciente individual, donde residen las variantes personales de los arquetipos que la experiencia histórica y vital del individuo forja. En este espacio se produce lo que doy en llamar “reprogramación”.

- mente subconciente (individual): un espacio membrana o pasillo entre la conciencia y los inconcientes “colectivo” e “individual”.

Entiendo que los modelos arquetípicos sanos permiten una interpretación y respuesta adecuada a los vaivenes de la vida, y que un modelo individual deficiente merma la capacidad de respuesta a la vida, y la calidad de la misma consecuentemente.

El trabajo de Alicia consiste en permitir el flujo adecuado de contenidos entre las partes descriptas, para que el sistema u organismo psíquico del paciente pueda evaluar el estado del inconciente personal y tomar del colectivo lo necesario para “reparar” lo que considere necesario.
El resultado es un cambio radical en los marcos cognitivos del paciente: la manera misma en que ve y encara la vida.
Idealmente, al terminar el tratamiento la actitud del paciente se basa en patrones de pensamiento más cercanos a los arquetípicamente puros.

Hay dos herramientas clave que logré distinguir en el sistema de Alicia que el sub e inconciente usan para cumplir su tarea: la “computadora” y “la galería de personajes”.


La “computadora” no reside en la conciencia regular ni en el inconciente colectivo, sino en el espacio intermedio del subconsciente e inconciente personal, y tiene manejo de un campo amplio de cosas: las respuestas conscientes, inconscientes, voluntarias e involuntarias de la persona y de su organismo, porque así se asegura la mayor eficacia en su función, que es la de minimizar la energía y tiempo dedicados a calcular y evaluar situaciones, para optimizar la capacidad de respuesta.

La mente conciente tiene una especie de “arreglo” con la computadora, tal que le delega la responsabilidad de dar respuesta a un montón de cosas, para estar ella misma libre de atender a otras.
Como ocurre regularmente este fenómenos parece ser: el individuo enfrenta un problema. Lo resuelve con el concurso de todo el sistema psíquico, incluídas sus mentes conciente e inconciente. Sintetiza una respuesta adecuada por si el problema vuelve a presentarse. Delega la aplicación de esta respuesta a la computadora. Cada parte con sus asuntos.
La respuesta es siempre correcta y la mejor para las condiciones del momento.


Y aquí llegamos a la potencial fuente de problemas: la realidad verdadera, inmediata, no es asunto de la computadora: para eso están la mente conciente y otros mecanismos ubicados en el inconciente.
O sea que si las condiciones cambian, la computadora sola no se entera, y sigue repitiendo las respuestas programadas a cada estímulo.

Pero siempre, en algún momento, las condiciones cambian, y hay que modificar la programación.

Parte fundamental de la programación se gestiona a través de la “galería de personajes”, que parece ser un conjunto de símbolos complejos que sirven de marco cognitivo macro, definiendo todo lo que uno cree y espera del mundo.
Pareciera ser la formulación que el individuo hace de cada arquetipo en base a sus experiencias vitales.
Aquí reside, por ejemplo la imagen femenina y masculina básica, o cómo la persona cree que es/son la masculinidad y femineidad, y por tanto los hombres y mujeres, y por tanto la relación entre los sexos y géneros, y con ello una buena porción de sus ideas acerca de cómo debe una persona comportarse en sociedad, qué objetivos tener en general, etc.
La galería puede tener contenidos erróneos, cuya reparación o reemplazo es parte necesaria de la reprogramación y curación del paciente.

La galería de personajes, al igual que la computadora, aparentemente reside en el inconciente personal, y su reformulación se logra a través del contacto con el inconciente colectivo, del cual el organismo extrae las imágenes arquetípicas con las cuales (más la suma de nuevas experiencias de la vida cotidiana, discriminadas a tal fin) reconstruye la psique, confeccionando mejores imágenes para la galería.
Si uno tuvo una madre poco afectuosa, por ejemplo, parte del trabajo es recuperar del inconciente colectivo el arquetipo “madre generosa” y reconstruir la imagen materna del inconciente personal, con lo cual todas las atribuciones asociadas a la madre (la sensación de contención, de generosidad, la sensualidad y otras muchas) se benefician de esta reparación, y la sensación subjetiva de la persona hacia un montón de aspectos de la vida, cambia de manera concomitante.
Es muy importante esta idea de que la mayor parte de la mente inconciente trabaja de modo metafórico, porque es lo que permite que todas las analogías derivadas de un concepto central actúen o se expresen en los marcos cognitivos.

Por poner otro ejemplo: una mala relación con el padre puede hacer que el sujeto no conforme un buen ejemplo individual del arquetipo masculino. Que en su galería, el personaje “papá = hombre”, no complete bien algunas de las características del arquetipo. Esto, eventualmente, puede traer al sujeto problemas en cualquiera de las áreas derivadas: desde su sexualidad hasta su relación con la autoridad o con la capacidad asertiva.

Además de las figuras evidentes recién planteadas (papá y mamá), hay otro conjunto, de dimensiones que no conozco, de arquetipos y figuras, no tan claramente asignables a lo cotidiano, pero igualmente significativos, según mi experiencia.

Algunas de las figuras de la galería pueden ser activamente usadas para el trabajo de reconstrucción: durante el primer año, Alicia trajo a colación diferentes figuras para usar durante las visualizaciones, incluída la de mi “guía”: una persona, ente o figura a la que recurrir cuando me encuentro muy desorientado. Hago un poco de hincapié en ella, porque fue muy recurrente durante bastante tiempo, y la van a ver aparecer varias veces en los textos próximos.

Tuve varios problemas con esta figura, fundamentalmente por la desconfianza de mi parte hacia cualquier figura con estas connotaciones.
Tuve que reformularla varias veces para acomodarme a ella, y algunas veces mi guía fue una versión de la carta del Ermitaño, otras fue una bola informe de energía robada de la historieta “Kamandi”, después el sol mismo y, durante un largo período, un gaucho con marcadas características indias llamado José.

Al momento de escribir, mi guía suele ser una mezcla de apariencias entre un pilar de luz en el que se entreve una figura humana, y una versión “aria” de mi mismo, más alta y armónica en general.

Otras figuras recurrentes en el trabajo son las de mi Niño Interno en versiones de diferentes edades, mi Sombra interna, padre y madre.
Durante una visualización regular, la aparición de estas figuras tiene las características de un sueño o una realidad virtual, en la que “veo” permanentemente una figura con la que me identifico en primera persona: me “veo” a mí mismo circulando por el escenario que surja en cada visualización. Y “veo” a estas figuras, e interactúo con ellas. Creo que en términos generales el que aparece como “yo”, la figura con la que me identifico en la visualización, es una representación de mi conciencia regular, de vigilia, o el “ego” conciente, y todas las demás figuras son porciones de mi sub e inconciente.
Correspondientemente, en la visualización estas figuras tienen independencia de mi (del yo visualizado que representa a la porción conciente de mi mente), y de hecho muchas veces estamos en conflicto. El objetivo general de la terapia es lograr la conciliación entre estas figuras/partes de mi psique y la conciencia.

A partir de cierto momento en el desarrollo propio de Alicia como terapeuta, ha ocurrido espontáneamente que símbolos de rei ki actuaran de modo parecido a algunas de estas figuras.
De las interacciones que desarrollo durante las visualizaciones con estas figuras, se deriva gradualmente la reprogramación de la computadora, permitiendo que nuevos marcos cognitivos y patrones de conducta sustituyan los conflictivos que me trajeron en primer lugar a terapia.
De ahora en más, iré posteando las transcripciones de algunas sesiones para ilustrar estos conceptos. Las sesiones que dé mi pudor para reproducir, o las que recuerde de manera adecuada para narrar, o las que tengan contenidos pasibles de ser vertidos en palabras.

Nos estamos viendo.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Inauguramos la existencia del periodismo psiconáutico: declaración de intenciones - antecedentes personales.

Ouspenky dice que los seres humanos tenemos cuatro “cerebros” o centros de procesamiento de diferentes áreas o actividades: el intelectual, el emocional, el motor y el instintivo.
Dice también que cada uno es treinta mil veces más rápido que el anterior, o sea que los procesos de un centro son imperceptibles para el que le sigue.
Y dice que el intelectual es el más lento de todos.

Toda mi vida estuve particularmente interesado en un tipo de experiencias que llamo "existencialistas", por basarse en la pregunta exacta de qué es la vida y la existencia. No las preguntas de cuál es su sentido o para qué estamos, sino lo previo a ellas: el "qué es esto?".

Estas preguntas me llevaron a estudiar antropología y psicología por un lado, y a tener una variedad de experiencias, desde drogas hasta formas de meditación, por otro. Mi gusto por la práctica deportiva o cierta sensualidad de mi carácter implican que tienda a relacionar mucho todo lo perceptual a nivel psíquico e intelectual con lo sensorial, lo material y todo lo vinculado al cuerpo.

Todo lo psíquico para mi está enraizado o involucrado con lo físico, no obstante lo cual mi aproximación a las cosas fue racionalista durante muchísimos años, en general desde una actitud que intenta demandar a la realidad que tenga una coherencia aprehensible para el intelecto, so pena de no creer en ella.

Este tipo de actitudes se paga en los hechos, claro.

Tras una larga vida de excesos, desde el primero de noviembre de 2006 soy portador de hiv. Esto determinó que me volcara fuertemente a la terapia introspectiva y la reformulación de vastas porciones de mi psique en busca de un equilibrio menos autodestructivo, lo que me llevó a retomar este tipo de interrogantes, ya no desde una perspectiva tan intelectual como lo fuera al principio, sino desde una serie de técnicas que permiten el abordaje de la cuestión existencial desde espacios no racionales. Puede parecer exagerado o fuera de escala, pero no.

Estos espacios no racionales demostraron una tangibilidad sorprendente, así como una gran consistencia y aparente coherencia.

Lo más destacable es que esta tangibilidad, contrariamente a la creencia general (o al menos a la que yo sostenía), determina que las experiencias que titulo "místicas" sean, más allá de la incertidumbre de todo existencialismo, tan claras y contundentes como las experiencias cotidianas: repetidas veces vienen cargadas de sensación, sentimiento, ideas, simbolismos fuertemente significativos y relaciones muchas veces inexplicables pero evidentes con el resto de mi vida y contexto.

La práctica de tarot y meditación se volvieron partes normales de mi vida, la reflexión sobre los arquetipos y la variedad de la experiencia vital también, sirviendo de vehículo a un montón de experiencias y anécdotas.

Estas experiencias son, repito, contundentes. Independientemente de lo subjetivo y extra cotidiano de su naturaleza son vivencias absolutamente concretas y contienen una gran fuerza vinculada al desarrollo de mi cotidianeidad. En este sentido, a veces pueden parecer hasta prosaicas de interpretar, o al revés, una poetización espontánea de algo absolutamente corriente.

Durante casi tres años, me concentré en un eje temático que aglutinaba los temas sensaciones (físicas) en el pecho - elaboración de la enfermedad de mi padre - relación con ambos padres - maduración personal - elaboración del cáncer y muerte de mi primo - elaboración de mi propio hiv, y produje un buen montón de páginas de reflexiones.
Todo ese tiempo, entiendo hoy, mi parte intelectual estuvo supliendo deficiencias generales del total de mi ser, lo que me llevó a intentar elaborar todo desde esa misma área (la intelectual).
Esto me permitió, dado que lo intelectual y la palabra están íntimamente vinculados, dejar registro escrito del proceso de elaboración de estas cosas.
Pero en cierto momento se hizo evidente que, si debía pararme a pensar las cosas lo suficiente para describirlas/escribirlas, debía también detener la marcha de las cosas mismas.

Escribir y pensar es más lento que vivir.

Me acompañaba constantemente un sentimiento de espera, de estar incompleto y eternamente esperando la señal para comenzar mi vida.
Llegó el día en que decidí soltar lastre y perder la oportunidad de documentar este proceso, esperando ganar a cambio la posibilidad de terminarlo o, por lo menos, aligerarlo y atravesar más rápido las etapas dolorosas del mismo.

Fue un momento clave en la continuación de mi paso del racionalismo al empirismo o fenomenología, y la aventura del autodesarrollo.

Los temas que atravesé desde que dejé de escribir hasta ahora tuvieron que ver con la sexualidad, el miedo, el enojo hacia mis padres y familia, con la aceptación del presente y con la capacidad de sentir y de entregarme al sentimiento y al discurrir de la vida.

Los contenidos de la arcania se demostraron muchas veces útiles a tal fin, y muchas veces más, vinculados más allá de la posibilidad de "usarlos" concientemente como herramientas. Son parte del paisaje en el camino de transformación que vengo recorriendo, a veces imponentes y dramáticos, a veces lejanos, a veces incomprensibles pero claramente presentes.

Hoy, encuentro interés en retomar el ejercicio de describir y reflejar emis experiencias desde la palabra escrita.

Las páginas que vengan en el futuro, son el intento de compartir la vivencia, la reflexión, y el interrogante. La intención final es alcanzar aseveraciones intrinsecamente objetivas, y pasibles de intersubjetividad. Del tipo que alcanza coherencia y resonancia en los "cuatro cerebros" al mismo tiempo.

Algunas cosas de las que cuente ya están cerradas y permiten sacar una conclusión. Aconsejo, como todo existencialista, evitarlo.

Otras están en pleno proceso así que al terminar la lectura espero que se queden con una sensación de que "esto no cierra...".

Como me pasa a mí.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Sexta sesión de mazo viviente – autoconsulta, segunda parte, y el trabajo que sí salió bueno.


Para descargar el pdf y leerte esto cómodamente en el baño, el bondi o la cama, hacé click acá.



Hace unos seis meses, aproximadamente, realicé un trabajo con el mazo viviente, buscando modificar un aspecto caprichoso y tiránico de mi naturaleza, que sentía con mucha claridad que me impedía ejercer el “fluir con la vida”.

Este aspecto de mi naturaleza es el que intenta permanente que la vida se adapte a una agenda, a una planificación intelectual cuyo peor problema es que no sólo es totalmente rígida, sino que es muy rápida y sencilla de hacer: puedo armar una agenda para todo el año en cinco minutos, y pasarme luego el resto del año sufriendo por las discordancias entre las acciones planificadas y las necesidades reales.



La opción para intentar solucionar esto fue ambiciosa: en el curso de tres años de terapia con Alicia Valero y de varios estudios autodidactas sobre psicología junguiana, magia occidental, i ching y tarot, me fui familiarizando lentamente con la figura del “yo interior” o superior.
Esta figura vendría a ser algo así como el “testigo” de Castaneda: una porción del subconsciente que tiene el total de la información objetiva sobre la situación que una persona vive, permanentemente.

En teoría, uno puede, a través del adecuado trabajo de limpieza y modelado de sí mismo, comunicar con esta figura para conocer el mejor camino de acción en cada momento.
Esta comunicación, como se vincula al contacto con la realidad objetiva, obviamente, implica una agilidad mental bien distinta de la planificación rígida.

Y, por otro lado, si la teoría es correcta, el Inner Self es una porción de la psique con mucha más capacidad para determinar el curso idóneo de acción que la mente conciente regular.
Así que convendría que la mente conciente regular se corra del lugar de capitanear la vida del total de la persona, y se ponga en el lugar de, en términos del I Ching, “funcionaria del príncipe”, con respecto al Inner Self.

Uní esta especulación teórica a las otras que sustentan la práctica del mazo viviente: las ideas de que los Arcanos Mayores del mazo Rider son descripciones fidedignas o al menos útiles de aspectos objetivos de la psique, y la de que las sensaciones que experimentan los representantes reflejan verdaderamente estados psíquicos de la persona representada, junto a la de que las interacciones entre los representantes revierten sobre la psiquis del consultante (persona representada).

El total de todas estas ideas implica que, a través del mazo viviente se puede lograr un modelado psíquico que me podría ayudar, en este caso, a deponer mi actitud rígidamente controladora y volverme más sensible a las directivas de mi Inner Self.



Al realizar este trabajo, la configuración final resultó en el relevamiento de la figura del Emperador de su rol director, siendo reemplazado por La Fuerza. Dado que en el momento del trabajo, la manifestación del arcano La Fuerza se asemejaba enteramente a la noción de “energia vital”, la interpretación fue de que sería mucho mas acertado, fluído y en consonancia con la vida que el rol director lo ocupara esta figura que el Emperador, cuya rígida voluntad de dominio y mando asocio a la característica que justamente quería modificar.
Pasé unos meses en incertidumbre hasta sentir, paulatinamente, que el trabajo sí había sido realizado y que mi actitud preconciente verdaderamente había cambiado. En este tipo de cosas, se nota fácilmente cuando la actitud preconciente cambia, por la disminución en el stress general. Las respuestas impensadas a los acontecimientos cotidianos son claras, y claramente diferentes de las previas.

Es definitivamente cierto que estoy en términos generales más relajado y “sueltito”.



Me pareció en cierto momento adecuado profundizar el trabajo, y convoqué a los amigos y experimentadores de siempre más algunos nuevos, para que me ayudaran.

La intención era trabajar mi sensibilidad a los mandatos del Inner Self, y al mismo tiempo tratar de volver la personalidad cotidiana más capaz, transparente e íntegra para su servicio.



Probablemente fuera muy ambicioso, porque no entendí nada de lo que ocurrió, y todavía estoy recopilando testimonios de los participantes para ver si se me cae una idea.
Lo realmente notable, es que apenas empezamos se me fueron absolutamente todas las ganas de trabajar, y no conseguí volver a juntar un mínimo hasta la tercer consulta.

Al comenzar mi propia consulta, que fue la primera, pensé muy seriamente si decirle a las 16 personas allí presentes “gracias por venir, pero adiós”.
Por un mínimo de especulación a futuro, para mantener la credibilidad ante ellos (y porque uno de los presentes es mi primo, en cuya casa estoy viviendo ahora), elegí continuar como pude.
Se realizaron ese día cuatro consultas, incluída la mía, que no voy a contar ahora, y probablemente nunca, al menos hasta que me haga una idea narrable de ella.
La segunda y tercera tienen cada una sus detalles, pero la que realmente me gustó por varios motivos, incluído su potencial (o facilidad) narrativo, es la cuarta y última.

Que probablemente sea la última de veras, porque no parece que volvamos a realizar sesiones con el mazo. Y tiene cierta belleza, porque fue la consulta de Marie, quien fuera también la primer persona (del universo!) en utilizar el potencial del mazo.



La dinámica del mazo viviente es idéntica a la de Constelaciones Familiares o Terapia Gestáltica: una persona (el consultante) elige a otras (representantes) para que cubran el rol de cartas en su consulta.
Dispone a las personas que elige según una representación tridimensional levemente adaptada de la tirada tradicional de tarot llamada la Cruz Celta.
En esta disposición, la primer persona se coloca en el centro del espacio, lugar que representa en sí mismo a “La consulta” o tema de trabajo en sí. El representante elige a ciegas de un set de 22, un accesorio consistente en una cadenita que va al cuello y sostiene una tablita en la cual está pegada uno de los 22 arcanos mayores, y se lo cuelga al cuello.
El consultante lo coloca en su lugar y, manteniendo contacto físico con el representante, se concentra en la figura del arcano durante unos segundos. A partir de allí, el representante es imbuído de sensaciones referentes al estado del aspecto psíquico representado por el arcano, para esa consulta, en esa posición particular.

Hemos encontrado consistencia en las sensaciones que produce cada carta en diferentes consultas, así que parece haber un patrón de identidad regular que definiría cada carta, verdaderamente, como poseedora de existencia objetiva y de un perfil de sensaciones propio.
Falta corroborar si esta consistencia se repite según los consultantes, lo que indicaría un perfil de la carta para esa persona, o si es independiente de ellos, lo que indicaría una existencia objetiva y universal.



Las siguientes posiciones del núcleo de la tirada son “Lo que cubre”, fuerza que influye directamente sobre “La consulta”; “Lo que cruza”, posición que originalmente pensamos que sería el obstáculo entre “La consulta” y la posición de “Lo que está por encima” (que representa el mejor curso de acción posible dadas las circunstancias), pero que regularmente termina siendo más bien puente unas veces, o una especie de membrana que mantiene al mismo tiempo conectados pero delimitados diferentes órganos psíquicos que actúan de esa manera en conjunto pero sin perder identidad.

Las restantes posiciones son “Lo que está por encima”, por debajo, detrás y delante de “La consulta”, señalando como dijimos, el mejor curso de acción posible dadas las circunstancias, la posición desde la que el consultante está trabajando o viviendo el asunto, el aspecto de la persona o situación que motoriza la consulta o trabajo, y el objetivo o futuro probable, respectivamente.
En cada posición va un representante, con su respectiva carta o lamen colgando.



Mariela quería trabajar un aspecto específico de su vida romántica y, en términos más amplios, afectivos: cierta intolerancia a la ambigüedad y a las medias tintas irresueltas, que la terminaba llevando a un “todo o nada” que, en este momento, le resultaba insatisfactorio y violento como resolución.


Eligió entre los presentes y quedaron:
 en la posición de La Consulta, Emanuel con Los Enamorados.
 en la posición de Lo que Cubre, Carla, con La Torre.
 en la posición de Lo que Cruza, Keki con La Templanza.
 en la posición de Lo que está por Encima, Martín con El Loco.
 Lo que está por Detrás era Jime, con El Carro.
 Lo que está por Debajo era Ale, con La Fuerza.


Hasta acá, la lectura parecía simple y auspiciosa: la pujanza y el deseo de conquistar la vida de Marie (representados por el Carro con Jime) empujaban un trabajo referente a su maduración sexual y afectiva (Ema, Los Amantes). Esta maduración estaba atravesando una etapa de crecimiento brusco y fuerte (La Torre) cuyas nuevas necesidades chocaban con las viejas prácticas, y la mejor actitud al respecto parecia ser la falta de intención y el goce del presente (representados por Martín, en Lo que está por Encima, con El Loco).

No se me ocurrió manera de que La Templanza cruzando entre La Consulta y Lo que está por Encima fuera otra cosa más que una ayuda (de hecho, posiblemente la mejor posible, dado el tema de consulta), y que Lo que está por Debajo fuera La Fuerza me pareció, también, maravillosamente auspicioso: la vitalidad misma dando apoyo a un proceso madurativo es como... lo más correcto posible, el verdadero orden natural de las cosas, pensé.

El único problema, y que se reveló como un hueso duro de roer, fue la última posición, Lo que está por Delante, a donde fue a parar José con el Lamen de El Ermitaño.

El chequeo de sensaciones entre los participantes (acercarnos Tati y yo, los coordinadores, a cada persona y preguntar “¿cómo te sentís?”) indicó una sensación general de fuerza y malestar conjuntos, hasta llegar a José.

Su gesto facial se había vuelto sutil pero notoriamente triste y desvencijado, una impresión de autoconmiseración y resignación que fue exactamente lo que dijo sentir.

Un gesto de Jime me hizo preguntarle qué le hacía sentir escuchar a José decir eso, y su respuesta “me enoja escucharlo”.

Parecía totalmente lógico: el empuje del Carro desde Lo qu eestá Detrás caía en línea recta en el agujero depresivo que creaba en la posición de Lo que está Delante esa actitud del Ermitaño, y le resultaba inaceptable.

Varias figuras más manifestaron su desagrado ante el sentir de José.
Su respuesta, invariablemente, era “si, tienen razón, pero ¿qué le voy a hacer? Esto es lo que siento”, junto con una actitud, a veces explícita, de “y si no les gusta a mí que me importa”. La impresión de fondo era una larga costumbre de ser rechazado por sentirse mal, y una resignación absoluta a ese bucle, a ese círculo vicioso de depresión – rechazo – soledad – desprecio adaptativo por los demás – más soledad consecuente – más depresión consecuente.


El único que se sentía bien permanentemente – al principio - era Alejandro, consistentemente con manifestaciones pasadas de La Fuerza. De la misma forma, varios representantes dijeron sentir que Ale “estaba con todos ellos” o “los acompañaba a todos”. Esta sensación era compartida por él.


Todos se sentían muy bien, también, con Martín como El Loco, así que propuse acercarlo a El Ermitaño, con la esperanza de que la cercanía produjera un pasaje de “carga positiva” por así decir y, o El Ermitaño se sintiera mejor, o los demás lo miraran con mejores ojos.
Pero pasaba el rato y no esto no ocurría. De hecho, todos manifestaban sentir una clarísima separación, como si hubiera una frontera física, entre el total del sistema y José. En la medida en que Martín se aliaba con él, también quedaba excluido, pero a diferencia de José, los demás representantes querían sentirlo incluído en el sistema.

En algún momento pensé en excluir a José de la constelación, dado que era la única figura que se sentía mal, pero de alguna forma, no me parecía lícito. No sólo era Lo que estaba por Delante: también me resultaba instintivamente necesario incluírlo en el sistema, darle un lugar de contención.
Probablemente esta necesidad estuviera incentivada por la sensación, que José también corroboró de modo explícito, de que su actitud se correspondía con la de un nene enfurruñado, y las opciones que nos deja esa actitud en el trato con un verdadero nene enfurruñado puesto a nuestro cuidado. Simplemente, no se la puede ni asentir, ni contradecir, ni ignorar: se la debe resolver de alguna manera que asegure la contención de ese niño.


Resumidamente, los intentos de conciliación entre José y el resto del sistema fueron largos y difíciles, en cierto momento me sentí sin más herramientas disponibles, y era cierto: si no fuera por Tati, la cosa habría quedado irresuelta (ventajas de trabajar con una genia: recomiendo a cualquiera que se quiera mandar a investigar este tipo de boludeces que se consiga una, o va frito).

Algo que nos enteramos más tarde, fue que ese largo rato de intentos infructuosos, lo pago Ale sintiendo diversos dolores y manifestaciones de cansancio, irritabilidad y agotamiento.
Síntomas todos que se disolvieron instantáneamente apenas Tati puso al Loco detrás de El Ermitaño, patronizándolo a la manera de Constelaciones Familiares, cosa que, si bien no logró que la sensación subjetiva de José variara, sí tuvo el efecto de que el resto del sistema, entero, sintiera más agrado ante su presencia.
El siguiente movimiento que propuso Tati fue poner a Martín, desde esta posición patronizadora, como medio entre Los Enamorados y El Ermitaño.
Es tan brillante que todavía me hace cosquillas: el niño interno aceptando afrontar la sensación de soledad como parte de un proceso de maduración afectiva es... es... es TAN lo mejor posible, que no se me hubiera ocurrido en un millón de años.


Incluso José sintió la mejora de esta posición, y todos los demás representantes manifestaron ya no sentir más separación entre ellos y él. Seguía con el gesto melancólico, pero decía sentirse en general,menos triste.
Pusimos a Keki con La Templanza enfrente, y a Ale detrás del Loco, formando una cruz. Keki manifestó sentir “una corriente, un flujo” entre ella y Ale que atravesaba a Martín, dando una sensación general de correción y esperanza. Al costado de esta cruz quedaban Los Enamorados y El Carro, alineados. Todo el sistema manifestó al mismo tiempo bienestar y sensación de algo aún irresuelto.

Pregunté a Carla, La Torre, si se sentiría honesta asegurándoles a todos que ella se ocuparía de terminar de disolver las reticencias, y dijo “es exactamente lo que estaba pensando: esta separación no puede durar, se va a ir sola”.


Que el sistema acepte de buen grado lo que está en el futuro inmediato es siempre un logro sano. En este caso, era un logro de cierta tristeza, porque la maduración emocional implica reconocer y aceptar los momentos de soledad y el miedo a ella, pero lo considero tan totalmente necesario y eventualmente abridor de nuevas puertas, que parecía un cierre razonable.

Disolvimos la constelación e hicimos una resumida explicación de los movimientos vistos, en la cual hablé de cómo tras experiencias de mucho dolor algunas partes del sistema quedan tan dañadas, que su recuperación es tan difícil que probablemente no quieran saber más nada de nada, y quedan lastrando al resto del sistema. Y de cómo la interacción entre estas partes y el resto del sistema puede llegar a cotradicciones tan agudas y profundas, que se desarrollen a expensas de la fuerza vital del organismo, causando los síntomas que sufriera Ale hasta que la contradicción se resolvió.

Y de cómo, afortunadamente, en este caso el sistema estaba lo bastante íntegro, decidido y apoyado por la naturaleza del momento a dar el siguiente paso madurativo como para poder integrar a esta parte herida en su seno hasta que el tiempo y las experiencias concretas le permitan encontrar su lugar y estado verdadero.
Algo en todo eso me emocionó un poco y me sofoqué momentáneamente.

Luego, tras cuatro consultas seguidas en el sótano del centro Vitriol, agotados, disolvimos la reunión y retomamos cada uno nuestras vidas.

Me quedó cierta alegría por tres trabajos exitosos, frustración y confusión por el mío propio, muchísimo cansancio que pagaría en los días siguientes con una sensación aguda de nihilismo y pérdida absoluta de sentido, y la sospecha de que no vamos a volver a repetir sesiones de mazo viviente, nunca más.
Así que, a menos que encuentre o invente otras maneras de investigar vivencialmente la arcania, es posible que este blog haya llegado a su fin.

viernes, 30 de octubre de 2009

Sexta (o algo así) sesión del Mazo Viviente

Para los que saben:
el
SABADO 31 DE OCTUBRE
a las
15:00 HORAS,
en el Centro Esotérico VITRIOL,
AV. RIVADAVIA 5283, LOCAL 28
realizamos una
SESION DE MAZO VIVIENTE,
están invitados a participar,
solamente tienen que confirmar con seguridad su presencia,
por el tema del espacio,
y ser puntuales,

(por el tema de que si no, me enojo).



Para los que no saben: con Tati venimos desarrollando desde el año pasado una forma de trabajo psíquico basada en elementos de terapia gestáltica, constelaciones familiares, y tarot.
Esta dinámica se aplica más fácil de lo que se explica pero, en términos de Bert Hellinger (el creador de terapia de constelaciones familiares) es exactamente asi:

"(constelaciones familiares)... es un método en el que personas ajenas son elegidas como representantes de miembros de una familia y luego ubicadas en el espacio en relación entre sí. Repentinamente esas personas sienten lo mismo que las personas verdaderas, sin que las conozcan. Es decir que existe un conocimiento que va mucho más allá de lo que consideramos comunicación común."

Es bastante mágico, si.
En el mazo viviente se aplica la misma dinámica, levemente modificada: la persona que hace una consulta elige representantes, que también sienten repentinamente lo que siente la persona representada, pero en vez de hacerlo ocupando el rol de un familiar de esta persona, ocupan el rol de una carta de tarot.

Esto nos permite trabajar sobre la perspectiva y sentimientos de la persona hacia el tema que consulta, de manera muy intensa y profunda.
Ya realizamos cuatro experiencias, esta va a ser la quinta.

El encuentro es gratuito, yo mismo voy a usarlo para consultar/trabajar un tema personal.

Si te interesa participar, para ver de qué se trata, para repetir la experiencia, para ayudarme a trabajar el tema de consulta o para consultar /trabajar temas tuyos, confirmá tu presencia en muduriaga@hotmail.com o al 15 61 70 79 44, para reservar el lugar.

Acordate que el lugar es chico, por lo que es importante que las reservas se cumplan.

Gracias desde ya,

Rogelio.

En un par de semanas, la transcripción de lo que pase mañana.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Autoconsulta al mazo viviente


Para descargar el pdf y leerte esto cómodamente en el baño, el bondi o la cama, hacé click acá.


Empecé como terminé: algo preocupado.
Tras dos experiencias con Tati y el Mazo Viviente, habíamos determinado que efectivamente, algo ocurría, y algo bastante fuerte.
Las experiencias en detalle hasta esa fecha serán objeto de otro texto, pero alcance con decir que representantes, representados y testigos teníamos certeza objetiva de haber experimentado durante las sesiones un flujo de sentimiento intenso, por momentos sobrecogedor.

Y habíamos decidido lanzarnos con Tati al mercado, haciendo sesiones aranceladas.
Pero nos faltaba experiencia propia, y no teníamos donde buscarla: somos los únicos que hacemos esto.
Así que sólo quedaba el camino de la autoconsulta.

Armamos para esto un encuentro con amigos, previsto para un sábado, y estuvimos un par de semanas preguntándonos qué consultar. Cuál sería la temática y la forma de aproximación más adecuada para tan inusual ocasión.

El lunes de la misma semana, en terapia, tengo una visualización donde me encuentro llenando con todo tipo de objetos una inmensa bolsa, demasiado grande para cargarla uno por todos lados, pensaría más tarde, y dándosela a mi “guía”.
El desarrollo de la figura del guía fue uno de los puntos conflictivos en terapia. Alcance hoy con decir que terminé aceptando la idea, y que hoy considero al guía como un equivalente del Inner Self.
Tras entregar a esta figura esa bolsa gigantesca, experimenté una sensación de vacío que ya conocía de otras sesiones, y tenía identificada con el efectivo abandono o liberación de estructuras psicológicas.
La liberación siempre tiene, al principio, esta sensación de vacío.
A esta altura, es casi un reflejo no intentar llenar ese vacío con nada, y esperar lo más equilibradamente posible a que se llene por sí mismo.

Pero esta vez, me dió una idea de qué consultar el sábado siguiente, y me pareció hasta adecuado remachar algo tan poco natural para mi, tan contrario a la dirección tradicional de mi vida.
Así que decidí trabajar a través del mazo el profundizar la entrega de las riendas de mi vida a mi Inner Self, abandonar el intento del controlar el devenir desde la mente conciente.

Tenía dos o tres motivos para estar asustado.
Uno era el tema en sí mismo, con la eterna preocupación de que “si no me ocupo yo-mente-conciente de mis cosas, ¿entonces quién?”. Prefigurar semejante acción en mi subconciente, como creo que efectivamente trabaja el mazo viviente, era todavía una acción contraria a mis reflejos adquiridos.
Otra era la posibilidad de error: sería la tercera vez que coordinara este tipo de trabajo, y lo hacía justamente para obtener experiencia. Era totalmente posible cometer errores tontos, por inexperiencia.
Y no hay ninguna clase de manual para esto: me toca a mí escribirlo, probablemente.
Finalmente, lo que más me preocupaba era que la posibilidad de error se veía acentuada por un factor que no sabía cómo jugaría: la somatización inmediata de los representantes y su posible reflujo sobre mi.

La idea base, recordemos, es que por un mecanismo aún desconocido e inexplicado, pero ampliamente experimentado en terapia gestáltica y de constelaciones familiares, una persona puede pedir a otra que represente una parte de un sistema propio: en gestáltica se suele pedir a varias personas que representen diferentes órganos de una misma persona (estómago e hígado, pulmones y riñón, por ejemplo) que es el sujeto que “trabaja” en términos terapéuticos. En constelaciones familiares el sujeto pide a los otros que representen figuras de su historia familiar (padre, madre, o roles más abstractos como “la violencia en mi familia”). En esta dinámica una persona, el “consultante” pide a otros que representen las cartas de tarot (sólo Arcanos Mayores del Mazo Rider) que saldrían en una hipotética lectura de cartas.
Más detalles, acá.
Regularmente, las personas que representan experimentan sensación y emoción vinculadas a la historia de la persona que consulta. Y, de alguna manera, por este mecanismo inexplicado, esto revierte a largo, corto y nulo plazo, sobre el consultante, permitiendo teóricamente que la evolución y armonización de las relaciones que se manifestaran entre las cartas, se reproduzca en el consultante.
Lo que me asustaba era lo de “nulo plazo”.

En una de las experiencias previas Marcela, consultante, contó al terminar que, mientras se efectuaban los movimientos de las figuras dentro de la constelación de cartas, ella experimentó sensaciones fuertes de cambios de temperatura y contracturas súbitas, tan dolorosas que llegaron a hacerla temer un desgarro en el hombro.
Santiago, representante, manifestó mareo, pérdida de orientación y reducción de la lucidez.
Varios otros representantes tuvieron taquicardia y sensaciones de ahogo, hasta que se consiguió en todos los casos, mejorar la relación entre las cartas representadas y la sensación general se alivió.

“Si llego a experimentar algo así en el momento de tener que tomar una decisión, es bien posible que no lo haga bien”, me planteaba.
“Y si además, entre el miedo al abandono y el miedo a la experiencia puntual que tengo, se proyecta esto sobre los representantes, es seguro que el sistema entero sienta miedo. Si eso revierte sobre mi, multiplicado por siete representantes... de rulos así están hechos los ataques de pánico”, pensaba y, si bien nunca fui propenso, en este caso me parecía un riesgo probable.
Confio plenamente en Tati, pero la idea constantemente es copilotear, y alcanzaba, sin ir tan lejos como el ataque de pánico, con que experimentara un mareo ó pérdida de lucidez, para que mi capacidad de tomar decisiones adecuadas cayera a pique, y la dejara sola al mando.

Afortunadamente no ocurrió: debe haber alguna clase de válvula o circuito de seguridad que cerró el retorno de sensación, porque no sentí nada de lo que sintieron mis representantes.
Ni siquiera cuando me equivoqué de la manera más tonta posible.

Dado que no confiaba en mí mismo para elegir representantes sin sesgo de intención, cerré los ojos mientras Tati los distribuía por el espacio. Luego recorrí a ojos cerrados, tomando a quienes me tropezaba y numerándolos.

Al abrir los ojos, resultó que Ceci, la persona que hubiera elegido para representarme en la lectura había sido la primera con que tropecé. De haberlo hecho a ojos abiertos probablemente habría pensado que estaba tratando de forzar las cosas y me hubiera obligado a elegir a otra.
Al colocarla en su lugar, descubrí que la carta que se había colocado era El Mago, la figura que hoy día pienso que representa, dentro del mazo, al Inner Self.
Me pareció un buen augurio.
En la posición de “lo que influye directamente” estaba Merlina, con El Sacerdote. Asumí que simbolizaba directamente mi permanente hablar y hablar y explicar todo, incluso lo que no entiendo.
Ceci se sentía bien pero un poco débil, y Merlina sentía la necesidad de protegerla.
“Interesante” pensé, “pero bastante cercano a lo que quiero que deje de pasar”
En la posición de “lo que cruza” estaba Analía como El Sol.
En la posición de “el mejor curso de acción posible”, La Fuerza, representada por Viviana.
Seguían pareciendo buenos augurios, aunque Viviana dijo sentirse “lejos”.

En la posición de “lo que está detrás”, Luciano, con Los Enamorados, que manifestó en sus propias palabras “un regodeo perverso en que las demás cartas estén en conflicto”. Todavía le estoy buscando la vuelta para entenderlo, creo que apunta a mi relación con mi madre.
Por delante, Iris con La Estrella, y una sensación de ahogo en la garganta, que mejoró durante la sesión pero no se fue.
En la base, el lugar donde el consultante está parado, Marcela con El Emperador.
“Absolutamente cierto”, pensé.”Y otra vez, exactamente lo que busco dejar de hacer”. Imperar.
El Sol se sentía perfectamente bien, pero alejado de todos y sin conexión.
“Los veo a todos como ahí abajo”, expresó.

Tras un rápido testeo de relaciones y estados, sugerimos a Ceci que planteara al Sacerdote “me vas a acompañar hasta que tu función se acabe”. Ambos estuvieron de acuerdo, aunque les dió cierta tristeza pensar en el fin y la separación.
A Luciano, en cambio, le pedimos que le dijera “ya no tenés influencia sobre mi”.
Luciano se sorprendió un segundo y dijo “mierda, es cierto”.
Entre un movimiento y otro, fuimos acercando e integrando en la constelación a La Fuerza, que se sintió bien en todas las posiciones en que la pusimos, y cambiando al Sacerdote de lugar.

En cierto momento, más que nada por alejarlo del Mago para ir diluyendo su influencia, y sin querer ponerlo ni en el pasado ni en el futuro, lo pusimos al lado del Sol, teniendo yo en mente la vaga idea de que “se entretenga dando algo de estructura y discurso a la luz”. Al Sol no le molestó en absoluto. De hecho, no parecía posible que algo lo molestara: siempre que le preguntamos cómo se sentía, decia “bien”, y hacía un gesto con la mano que sugería una órbita tan acertada y justa que fuera inamovible por poder universal.
Merlina se sintió en principio bien, e inmediatamente agregó “pero me apareció una sensación de contractura en los hombros, como un peso”.
Lo asumí como el peso de su función actual, acentuado por el momento, y me concentré en la Fuerza.

Decidimos arriesgarnos al movimiento más ambicioso posible, que es mandar a la carta que aparezca en el lugar de “el mejor curso de acción posible”, a la base.
En este caso a La Fuerza, el lugar del Emperador.
Sonaba perfecto.

Al colocar a Liliana en la base e interrogarla acerca de su sentir, dijo con sorprendente claridad: “la palabra que me define es “soberania”: en cualquier lado que me pongan voy a estar bien. Yo estoy acá en todos lados, en todos ellos, los circulo y contengo a todos, estoy en todos. En cualquier lado estoy bien”.
Algo shokeados por una declaración tan contundente, decidimos dejarla en compañía del Emperador, a ver qué tal se llevaban. Marcela manifestó cierto recelo y curiosidad simultáneos, pero se bancaba compartir el espacio.

Y en eso, de modo absolutamente imprevisto, Merlina rompió a llorar.
Inconsolable.

Al preguntarle qué le pasaba, sólo podía decir “no sé, pero me siento muy mal”.
Tati no tuvo mejor idea que mandarme a buscar karilinas. “Están sobre la cómoda”.
“¿Justo yo?” le digo, pero si, no había otro que conociera la casa, así que fui.
Al volver, ya Tati había separado un poco a Merlina, y para nueva sorpresa, Viviana dijo en voz alta y vibrante: “Yo sé lo que le pasa”.

Y explicó, en tono un poco de urgencia y un poco de reproche: “Ella (hablando del sexo de Merlina, ya que no de su carta), es un ser humano, una persona. El (señalando a Analía con la carta de El Sol), no”.
“Pretender que se ponga a su altura, solamente intentar que se ponga al lado, es una exigencia que no puede cumplir, y la hace sufrir”.
Me pareció tan cierto que no entendí porqué no lo habia visto antes, y me hizo aparecer en la mente una imagen: todas las cartas ahí, incluso las solares como El Emperador, estaban representando aspectos humanos. Cosa lógica, asumiendo que eran proyecciones de mi propio subconciente.
Excepto la Fuerza, que estaba representando la porción de mi que corresponde a la fuerza vital más elemental y básica. Por eso estaba en todos los representantes, obviamente: porque está en todo mi ser. E incluso, dado que la fuerza vital, el chi, el prana, no es patrimonio mío sino de todo lo viviente, esta manifestación tenía características de ser no sólo proyección de algo mío, sino de algo más universal, algo que me trascendía de manera horizontal, saltando de mi a mis vecinos, y a todo lo que se pose sobre el mundo. Es, en este sentido de exceder en forma horizontal mis límites y atravesar y unificar la frontera de mi ser con la del resto de los seres viventes, extrahumana.
Y esta naturaleza dual, de estar al mismo tiempo en cada uno y en todos los individuos, le permitía tener una doble perspectiva, acerca de lo humano y lo extrahumano, que le permitía ver con claridad lo sobre humano y su distancia, y el desacierto de intentar colocar al Sacerdote, mi pequeña capacidad de chamuyar, a la par del Sol...
Devolvimos a Merlina a su lugar al lado del Mago, y se sintió mejor. Todos se sintieron mejor.

Excepto el Emperador que, tras una larga exposición a la Fuerza, y en base a las mismas ideas, supongo, en cierto momento dijo claramente, aunque muy turbado: “siento que no tengo ya más nada que hacer acá”. Así que lo pusimos mirando fuera del grupo para excluírlo del sistema, a lo cual todos, nuevamente, suspiraron aliviados y manifestaron sentirse mejor.
Era un buen lugar y momento para terminar el trabajo, así que ahí quedamos.
Al rato, me maravillaron dos cosas.
Una era no haber sentido absolutamente nada, ni siquiera cuando Merlina se largó a llorar.
La otra era entender, o creer que entiendo, perfectamente, de dónde y cómo salieron todos los factores humanos que participaron: mi tendencia a la imposición autoritaria y caprichosa, a la explicación y la demostración extrovertida de conocimiento, mi Inner Self, mi sexualidad inmadura y conflictiva, e incluso el extrahumano de La Fuerza, pero...

... ¿qué hacía el Sol, en mi cabeza?.

Receso.

Bueno, por falta de convocatoria, suspendemos el taller literario sobre tarot.
Está en duda todavía si se posterga o se abandona, pero lo más seguro es que, por motivos de tiempo, salud, dinero y ganas, no hagamos nada este cuatrimestre, y probablemente tampoco el resto del año, así que este blog va a receso por tiempo indeterminado.
Tal vez subamos cada tanto algunas transcripciones o relatos extraídos de las experiencias con el mazo viviente o cosas similares: siempre experiencias prácticas y concretas vinculadas al tarot y el cuerpo filosófico que lo acompaña y, en la medida de lo posible, todo lo que se pueda hacer con el mazo y no sea lectura de cartas, que para eso ya hay muchos espacios.

No sseguimos viendo, por acá o por allá.

martes, 10 de marzo de 2009

Taller Literario de Tarot - ultima semana

El martes 17 de marzo (el próximo) arrancamos el taller literario de tarot, de 19 a 21 horas, en Olleros 3268, sede de la Academia Biosférica.

Los encuentros son una vez por semana, los días martes, durante cuatro meses en principio (hasta agosto).

La idea es, a través de ejercicios simples de combinatoria y análisis, ir conociendo los elementos básicos del mazo de tarot Rider y aprendiendo a combinarlos en la producción de significados, habilidad fundamental para la lectura de cartas y reflexión sobre ellas.

El costo es de $100 mensuales.

Interesados en participar, pueden inscribirse durante esta semana llamando al 4554 3451.

lunes, 2 de marzo de 2009

Performance abierta del Mazo Viviente

El nombre cambia según el humor, de "Constelaciones de Tarot" a "Mazo Viviente" o "tarot Humano", pero es lo mismo (ver acá, por las dudas).

Este jueves, a partir de las 19:00, en el Axel Hotel, Venezuela 641, performance abierta del mazo viviente, en la muestra plástica del Proyecto TC, dentro del marco de los "Arty Thursday" del hotel.

viernes, 13 de febrero de 2009

Taller Literario de Tarot - Inicio 17 de marzo

El martes 17 de marzo de 2009, a las 19:00 horas, en la Academia Biosférica, Olleros 3268, se dará comienzo al Taller Literario sobre Tarot.

La intención del taller es ejercitar la capacidad de producir discursos sobre los contenidos de las cartas del mazo Rider, y de relacionar los contenidos de unas cartas con otras a través de dinámicas sencillas.

En los primeros encuentros se hará hincapié en la doble división del mazo, sexual y por elementos, buscando generar textos (relatos, poemas, ensayos, imágenes verbales) que consideren y crucen las características de cada eje sin desvirtuarlas.

Una vez aprehendida esta base, se tomará en cada clase un conjunto de entre dos y cuatro cartas como una tirada mínima y, tras una rápida descarga verbal a cargo del profesor sobre los contenidos de cada carta específica, los participantes se abocarán a la producción de textos sobre las posibles formas de relación de estas cartas, guiados por diferentes consignas en cada encuentro.
Se busca por esta vía desarrollar paulatinamente el conocimiento de todo el mazo y, principalmente, ejercitar la capacidad de relacionar y conjugar los significados de las cartas para afinar la sensiblidad y la coherencia en la práctica de la lectura de cartas.

Todos los participantes tendrán a disposición apuntes y ayudas de memoria durante el desarrollo de las actividades, provistos por el taller.

La frecuencia del taller es de un encuentro por semana, todos los martes del primer cuatrimestre de 2009, hasta fines de junio en principio (fecha de cierre a confirmar). El costo por persona es de $100 mensuales.

Informes e inscripción: 4554 3451 o academiabiosferica@gmail.com

lunes, 2 de febrero de 2009

Primer sesión de tarot viviente del año - 21 de febrero

El sábado veintiuno de febrero, de 18:00 a 21:00 horas, se realizará en la Academia Biosférica, Olleros 3268, la primer sesión del año de constelaciones de tarot.

Informes, preinscripción y matrícula, días 16, 17, 18 y 19 de febrero, en academiabiosferica@gmail.com - info@academiabiosferica.org
o 4554 3451.

Importante: la asistencia está sujeta a la reserva de cupo. La matrícula garantiza la reserva de cupo.

Los encuentros son bimestrales. El siguiente se realizará el 18 de abril 2009.
Se ruega asistir quince minutos antes de las 18:00, a fin de comenzar la actividad puntualmente.

Constelaciones de Tarot: descripción de la dinámica

Una sesión de constelaciones de tarot se desarrolla de una manera bastante similar a una de constelaciones familiares, con dos diferencias fuertes: el consultante no elige representantes en función de su sistema familiar, sino en función de su sistema psíquico, subdividido en funciones según los roles de los veintidós arcanos mayores del mazo Rider, y no los dispone de manera libre en el espacio, sino en posiciones prefijadas que reproducen en tres dimensiones la disposición de cartas conocida como la tirada de la Cruz Celta, sin extensión.

El primer paso es que el consultante defina, de manera sintética, la problemática que quiere trabajar o aclarar.

Luego elige siete representantes que toman, cada uno, una carta adherida previamente a un collar, que se cuelgan en el pecho, sin verla.
Se pide a los representantes específicamente que no miren la carta antes de ponérsela y, de ser posible, tampoco mientras dure la consulta, para no "contaminarse" de ideas respecto de su rol en la consulta.
Los representantes, idealmente, no saben qué carta representan.

El consultante entonces los dispone, de a uno, en las posiciones de la cruz celta: la primer posición representa a "la consulta", o sea, el tema o la actitud del consultante respecto del tema.
Hemos tendido, en la práctica, a tratar al representante en esta posición como si representara directamente al consultante.

La siguiente posición es "lo que cubre", y es la fuerza que influye directamente sobre "la consulta".
La tercer posición es "lo que cruza".
Originalmente, considerábamos que esta posición representaría al obstáculo de la consulta. La práctica reveló otras cosas, que serán motivo de otro artículo.
La cuarta posición es "lo que está por encima de la consulta", y representa el mejor curso de acción posible inmediata desde las circunstancias dadas.
La quinta posición es "lo que está por debajo de la consulta", significando la actitud o lugar psíquico en que la persona está posicionada respecto de la consulta, sin percibirlo, es la base, la razón previa, de la actitud de "la consulta".
La sexta posición es "lo que está por detrás", y su implicación más regular es el pasado de la persona respecto de la consulta, aunque también ha mostrado poderse interpretar de otras maneras.
Finalmente, la séptima posición es "lo que está por delante de la consulta", siendo la dirección más probable en que se decanten los acontecimientos futuros desde las circusntancias iniciales.

Al colocar a cada representante en su posición, el consultante se toma un momento para observar concentradamente la carta que esta persona porta, manteniendo contacto físico con el representante. En este movimiento la persona otorga al representante entrada al espacio psíquico que representa para ella esa carta, en esa posición, para esa consulta, en ese momento.
No es necesario conocer de tarot ni de constelaciones: lo único que se pide a consultantes y representantes es seriedad en la consulta y honestidad durante la sesión en la expresión de su sentir.

Colocada la última persona en posición, el consultante se retira a un costado, y permanece observando.
Los coordinadores toman entonces la dirección de la consulta. Chequean primero el estado general de la constelación. Dado que todos los participantes habitualmente canalizan sensación (sentimientos, ideas, imágenes, etc) proveniente del consultante, lo primero es ver qué tipo de sensación es la general: si de regocijo, pesar, miedo, de conexión o desconexión entre los participantes, tensión entre partes, etc.

Las manifestaciones positivas se toman como tales y no se intenta modificarlas, pero cuando alguna parte del sistema constelado (alguna persona), señala sentirse de manera negativa, se indaga en las causas y se intenta remediar esto, de mostrarse adecuado, buscando una nueva configuración entre los factores psíquicos representados.
Esto se intenta a través del diálogo entre partes: si una "carta" se siente en conflicto con otra, o con su rol, se busca mediar este conflicto de forma guiada por los coordinadores en pro de la conciliación, de modo que cada parte reciba el espacio y los recursos necesarios para cumplir su función, aceptando su lugar.

La mediación se realiza a través de frases sugeridas ente partes, y de movimientos que desplazan a los representantes de un lugar de la cruz celta a otro, a veces superponiendo representantes en un mismo lugar.

Los parámetros para la mediación (excepto por los de buscar la conciliación y el bienestar general) no se pueden codificar todavía: se desprenden en cada lectura de la naturaleza de la carta y posición que ocupa en la cruz celta, y de la manifestación del sentir general del sistema por los representantes.

Una consulta regular abarca unos cuarenta minutos.
Un trabajo más extenso pierde calidad: el sentir de los representantes se vuelve menos definido, y los movimientos de conciliación no producen resultados apreciables en el momento.

Terminada la consulta, se hace al consultante una devolución que consiste en una síntesis acerca de lo ocurrido, desde una interpretación acerca del movimiento de las cartas y desde el sentir general de los coordinadores sobre lo observado.

Constelaciones Familiares y Tarot: su potencial para el descondicionamiento de la conducta.

Este artículo intenta presentar una nueva herramienta de autodesarrollo, llamada por ahora “Constelaciones de tarot”, que esperamos resulte útil para trabajar problemas relacionados con pautas de conducta indeseadas.

El criterio básico de elaboración de la problemática es la conciliación de partes y el bienestar del sistema constelado, el modo de evaluación es la manifestación explícita de los representantes de la constelación respecto de su estado.


Tomamos las siguientes premisas:


-la conducta humana es susceptible de condicionamientos involuntarios, generados por multitud de factores (eventos traumáticos de la historia personal, carencias, faltas de información o desarrollo de ciertos aspectos psíquicos).

- estos condicionamientos se relacionan directamente con los marcos cognitivos o referenciales de la persona, determinando sus creencias y sentimientos íntimos acerca de la vida y sus diferentes aspectos y llegando incluso a pautar patrones compulsivos de conducta, sobre los que el individuo no tiene control: cuando se dispara el patrón de conducta, la capacidad del libre albedrío, y por lo tanto de respuesta adecuada a las exigencias de la realidad que la persona pueda manifestar, se reducen. Lo mismo ocurre cuando la persona interpreta la realidad desde un marco referencial inadecuado
Asumimos que una capacidad mermada de respuesta a la realidad, es indeseable.

- estos marcos referenciales suelen estar en su mayor parte depositados por debajo de la conciencia y la capacidad crítica del individuo, resultándole invisibles e inaccesibles, y por lo tanto inmodificables a menos que se dedique a una reflexión e introspección profunda y, en muchos casos, aún así.
Asumimos que es deseable lograr el acceso necesario a estos marcos referenciales para que la persona pueda reelaborarlos de ser necesario.

- Hay, en lo profundo del inconciente o del organismo psíquico, una tendencia autónoma que, bajo condiciones adecuadas, permite a la psique curarse a sí misma, de la misma forma en que el cuerpo orgánico se autorrepara naturalmente.


Descripción de los hechos hasta la fecha:


Tras más de un un año de participar de diferentes grupos de terapia de constelaciones familiares, puedo atestiguar que es un hecho empírico lo suficientemente regular y consistente como para que sea razonable esperar que ocurra, en ciertas condiciones, que información perteneciente a la problemática de una persona y residente en su sub e inconciente, emerja en la conciencia de otra persona.
Esto ocurre siempre que se junte un mínimo de individuos, sin necesidad de que tengan habilidades paranormales destacables pero con la intención honesta de permitir que suceda, y enfrentar las consecuencias que son, simplemente, el enterarse de cosas que hasta el momento permanecían relegadas al sub e inconciente.

Es premisa del trabajo de constelaciones familiares que ciertos condicionamientos de la conducta, delimitados por el marco referencial de la persona, se forman en las experiencias primarias del individuo con su familia y que, por lo tanto, trabajando las relaciones de la persona con la familia, se trabajan también las proyecciones metafóricas de dichas relaciones: a través de la relación entre padre y madre, por ejemplo, el consultante puede trabajar sus propios modelos de pareja, lo que busca y cómo lo busca en las relaciones que establece.

La dinámica regular de este trabajo consiste en que la persona que quiere resolver una problemática pide a otros integrantes del encuentro, según indicaciones brindadas por el coordinador, que “representen” a la persona misma y/o a los miembros de su sistema familiar, asignando los roles que se suponen conflictivos (padre, madre, etc).

A partir de ese momento, las personas que acceden a “representar” el sistema familiar del consultante experimentan la aparición de sensaciones, emociones e ideas que se corresponden con el sentir emocional y anímico de dicho sistema: la persona que representa al padre del consultante, por ejemplo, puede manifestarse, al ser interrogado acerca de su estado, como “enojado”, “triste”, “tranquilo”, etc.

Este sentir está vinculado al sentir de la persona representada, el consultante, y de sus proyecciones sobre el resto del sistema constelado: lo que el consultante vivió como el sentir de su padre respecto de la relación mutua y se conformó subconcientemente como el marco referencial sobre ese aspecto de la relación es lo que, por medios aún no determinados, aparece en la conciencia de la persona que se presta como representante, y es así expresado, manifestado a la conciencia del consultante.

La emergencia de esta información a la conciencia tiene, regularmente, consecuencias transformadoras en la conducta del consultante respecto de su problemática.
Básicamente porque la persona tiene así la oportunidad de percibir y comenzar a re elaborar los marcos y límites de sus propias creencias y sentimientos respecto del tema consultado, pudiendo afrontar la tarea, en caso de ser necesario, de deshacer condicionamientos y pautas de conducta compulsivas, inadecuadas o insuficientes.
Esta reelaboración ocurre mayormente a nivel subconsciente, pero parece ser necesario que, primero, la información importante pase por la conciencia del consultante, para luego ser “trabajada” por su psique subconsciente.

Habitualmente, parte de este trabajo de re elaboración se hace en torno al intento de conciliación entre las partes del sistema en conflicto, dentro de la misma sesión.

Está aún por experimentarse si esta información necesita, para emerger, una estructura simbólica que le dé forma, o no. Pero independientemente de que los contenidos del inconciente necesiten una estructura simbólica para manifestarse, los investigadores sí la necesitamos para interpretar estos contenidos.

Las experiencias realizadas hasta la fecha han sido todas en el marco de terapia de constelaciones familiares, donde se codifica la información emergente en patrones propios de la estructura familiar, aunque con un alto grado de apertura a la abstracción, y dos experimentales, usando como código los arcanos mayores del tarot, mazo Rider.

A partir de la experiencia en talleres de constelaciones familiares de ver asignaciones de roles abstractos (por ejemplo, de representar “el desorden alimenticio” de una familia), surge la idea de intentar asignar, en vez de roles familiares, roles arquetípicos.

Esta vez, partimos de la premisa de que los Arcanos Mayores del tarot (mazo Rider), representan efectivamente metáforas funcionales de los componentes del sistema psíquico de cualquier persona y que, por lo tanto, al aplicarle la misma dinámica de flujo de información del sistema de constelaciones familiares, el “representante” canaliza información, no esta vez sobre el estado de los diferentes roles del sistema familiar del consultante, sino sobre el estado de los diferentes componentes de su sistema psíquico respecto de la problemática consultada.
Para una descripción más detallada de una sesión regular, ver acá.

La posibilidad que se abre es la de mediar las relaciones entre partes manifestadas en pro de la conciliación, según el método del sistema de constelaciones familiares y lo que vaya surgiendo como posible, necesario y efectivo.

Las consecuencias de la emergencia de información en estas condiciones están aún a la espera de testimonios de los participantes de las experiencias ya realizadas, que están siendo compilados para su estudio a la fecha de publicación de este artículo.
Pero ya se puede afirmar que la emergencia en sí ocurre, y que aparentemente sí se corresponde con los contenidos conceptuales de los arcanos.

La expectativa al respecto es que, si se cumple la premisa de que los arcanos mayores representen efectivamente componentes significativos de la psiquis humana genérica, la emergencia de información pueda ser codificada de manera inteligible y tratada en apoyo de la elaboración de sus contenidos, brindando una herramienta útil para el descondicionamiento de la conducta.

miércoles, 28 de enero de 2009

De qué se trata esto?

Hace más de un año se abría el Proyecto Tarot Colectivo.
Desde entonces, muchas ideas han corrido bajo el puente.
El Proyecto TC original busca ser una instancia de reflexión sobre la Arcania.

Este, en cambio, busca ser un espacio de práctica.

Como tal, su función es de experimentación: la idea es difundir convocatorias y actividades relacionadas a todo lo que se nos ocurre vinculado al tarot.
No queremos armar un espacio de debate: eso ya hay en otros lados.

Buscamos generar un campo vivencial, donde todo lo que se pueda charlar acerca del tarot y sus contenidos, se pueda también vivir y practicar.

Principalmente vivir.

Hay ideas al respecto que ya estamos poniendo en práctica, y más por venir.

Los invitamos a participar.